Hoy me estoy acordando de los padres de hijos que empiezan estos días el cole. De esos cuyos hijos todavía les dejan organizar su vida. Y les pido que se pongan en su piel a la hora de pensar en las tardes. Ya sé que hay urgencia porque se acaban las plazas de las extraescolares pero esta es una de esas cosas que influyen mucho en el curso escolar y también en su formación como personas. Me refiero a hacer un horario sensato. Ya sé que antes no hacía falta: íbamos al cole, salíamos, estábamos un rato en la calle, y a casa. Pero la vida ha cambiado: Cada vez los estudiantes tienen más tiempo libre porque se tiende a la jornada continua y además, cada vez hay más oportunidades formativas y de ocio para ellos. Pues, ¡ Qué suerte!, porque pueden dedicar la tarde a cosas bien chulas: deporte, baile, ajedrez, idiomas, música … .Pero lo que me preocupa es que veo a muchos niños con tardes imposibles, normalmente en Primaria, que hacen una cantidad de actividades que parece una broma. Cada uno conoce a sus hijos y sabe qué tipo de cosas y cuántas pueden y quieren hacer. para eso están los padres: para ir sugerir, coordinar, a veces toca pinchar a los pasivos o inseguros o parar a los que quieren hacer de todo. Se trata de darles oportunidades, pero también de vencer la presión social que hay para que sean niños perfectos, respetarles sus preferencias y saber que también necesitan tiempo para aburrirse, para jugar y que el rato de la tarea, que debe ser la medida justa, no sea el tiempo de la basura: lo que queda después de las extraescolares. No solo les estamos dando la posibilidad de aprender cosas, también les estamos formando como personas y dando un modelo de vida. Es una pena que les hagamos vivir como adultos estresados desde tan pequeños. Igual estás a tiempo, anda, dale una vuelta a ese horario.
Olga Ibiricu