No conozco ningún padre ni madre que no actúe pensando en darles a sus hijos un buen futuro. Queremos que estén preparados, más todavía en este presente incierto que nos toca vivir. Y para que puedan valerse por si mismos queremos que estudien, que se desenvuelvan para que sepan ganarse la vida, que aprendan idiomas, que hagan deporte,… Y dentro de nuestras prioridades educativas, deberíamos recordar que según el resultado de investigaciones sobre el éxito en el trabajo:
«El 70% del éxito en la vida depende de las habilidades sociales y el 30% de los conocimientos y el cociente intelectual.»
¿Y cuáles son estas habilidades emocionales que permitirán a nuestros hijos el éxito?
- Conocernos y entender cómo nos sentimos,
- saber regular nuestras emociones,
- comunicarnos de forma asertiva,
- saber empatizar y comprender a los demás,
- tener sentido del humor,
- estar presentes,
- ser positivos o
- entender los problemas como retos,…
Hace tiempo que los padres sabemos que la mejor manera de educar no es con lo que les decimos a nuestros hijos, si no con el ejemplo. Los niños desde que nacen aprenden por imitación, y nuestra forma de responder a lo que pasa es un buen indicador de los recursos que tendrán nuestros hijos cuando sean adultos.
Qué relación quiero tener con mis hijos:
Piensa en todos los factores que tienen lugar en una relación óptima: respecto, escucha, empatía, presencia, conexión, disfrute, cubrir necesidades…
¿Cuántos de ellos están presentes en nuestra relación con nuestros hijos?
¿Qué hábitos comunicativos se han instalado en nuestra familia? ¿Qué podemos hacer de forma diferente para ampliar los canales de comunicación? ¿Para que nos escuchen? ¿Para que nos respeten? ¿Para que nos cuenten?
¿Qué hacemos para estar más presentes? ¿Para comprender su punto de vista? ¿Para que nos comprendan? ¿Para encontrar soluciones conjuntas donde todos estemos satisfechos con el resultado? ¿Para disfrutar de los momentos de estar juntos?
En Aula2 trabajamos con herramientas de coaching que nos pueden acompañar en nuestro proceso de mejora continua para poder resolver las situaciones que se nos presentan diariamente, para tener la mejor relación familiar posible al tiempo que enseñamos a nuestros hijos a desarrollar sus propias habilidades personales para el futuro.