Es grave que los estudiantes estén todo el día pegados a una pantalla adictiva: en casa, en la calle y en el cole. Menos mal que ya hay 7 CCAA que han prohibido el uso de los móviles en los centros escolares y el Gobierno de Navarra anunció que va a limitar su uso, advirtiendo a las familias de que la responsabilidad no es solo de los centros educativos. Tienen razón pero hoy pedimos a los centros que además de apagar el móvil, reduzcan el uso de las pantallas en el aprendizaje porque, con la mejor intención, se está fomentando su uso.
En primer lugar hay que replantear la edad en la que se les inicia al uso del chromebook. Con 7 años y un cerebro inmaduro no son capaces de inhibir los infinitos distractores de un ordenador, se acostumbran a estímulos llamativos y luego es muy difícil que atiendan al profesor. Y luego, llegan a casa sin saber como hacer la tarea, porque no han atendido en clase.
El segundo problema, aunque sean mayores, es que se les hace entrar mucho en el ordenador (para hacer ahí la tarea, mirar el correo del profesor o buscar información) y como muchas veces lo hacen desde el móvil…es muy fácil ir a tik, tok…o a evadirse. Les pedimos un uso responsable sin haberlos preparado. La mayoría de las tareas requieren razonar para resolverse pero muchas se las mandan hacer en el ordenador a golpe de click, lo que fomenta su impulsividad y que las hagan de forma mecánica por ensayo y error, sin entender, cuando lo que necesitan es aprender a razonar, y eso requiere un tiempo que pueden tener si usan papel y lápiz para subrayar, escribir, corregir… Y lo mismo pasa cuando estudian directamente de la pantalla. No aprenden. Si primero les enseñamos estrategias de comprensión, concentración y autocontrol, un tesoro que solo pueden aprender en clase, entonces el “chromebook” puede ser una herramienta de valor para el aprendizaje. Y Para eso, hay que apagar la pantalla y recuperar la atención de los estudiantes antes de que sea demasiado tarde
Adriana Urra