¿Puede la vagancia convertirse en una patología?

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“mi cuerpo es vago, es mi mente la que me mueve” Declaraciones  de un deportista a punto de hacer su 5º Ironman (prueba que consiste en casi 4 Km nadando, 180 Km en bici y una maratón)

¿soy raro por tener un problema grave de voluntad? La pereza es algo universal y todos la sufrimos a diario pero hay personas a las que les afecta hasta tal punto que se podría calificar de “patológico” aunque el término no esté registrado en el DSM. Nos preocupa, sabemos que existe porque lo vemos a diario. Nos referimos a estudiantes sin otros problemas de aprendizaje ni de relación con  los demás, chicos sanos en entornos normales a los que la pereza les afecta hasta el punto de no permitirle conseguir sus objetivos. Además, no son  conscientes de la magnitud del problema y se auto-engañan quitando importancia a algo que la tiene. Se están jugando su futuro y no lo ven. Oímos cosas como “ No estoy motivado a estudiar, pero voy a aprobar. No sé qué me pasa, me siento a estudiar y no hago nada, en clase tampoco, ni saco el boli.  Pero te prometo que me pongo desde mañana.”

Algunos de los síntomas son:

– Retrasan habitualmente el inicio del estudio, (procrastinación: huida de las tareas necesarias pero poco apetecibles. En lugar de hacer lo que deberían hacer, hacen lo que les apetece hacer)

  • Dan prioridad a tareas fáciles en lugar de las importantes y urgentes.
  • Siempre esperan a tener el ánimo suficiente para actuar.
  • Habitualmente renuncian a los planes y objetivos que se habían propuesto, va pasando el curso y perdiendo oportunidades hasta que se ven incapaces de enfrentarse a él y se produce el abandono escolar.
  • Están convencidos de que sus fracasos se deben a la escasez de medios a su alrededor, a la mala suerte. ”
  • Creen que tienen un problema de concentración y el problema es que esperan que las tarea sean automáticas,y no lo son, sino que, requieren algo de esfuerzo y ellos han perdido la capacidad de hacer , incluso, pequeños esfuerzos.

Para intentar convenceros de su importancia os sugerimos que repaséis el clásico experimento del caramelo que demuestra que el éxito académico presenta una correlación mayor con la capacidad de resistirse al caramelo (la fuerza de voluntad) que con la inteligencia.

Causas

Sin duda la principal causa es el principio del placer  y es más frecuente cuando se trata de tareas desagradables o impuestas. También puede haber un problema de falta de seguridad o miedo al fracaso, muchas veces son personas a las que no les ha costado estudiar y han tenido notas buenas sin apenas esfuerzo y cuando aumenta la exigencia y las cosas ya no les salen tan bien a la primera, su autoestima baja y no son capaces de reaccionar, lo que hace que el problema aumente como una “bola de nieve”. La falta de recursos para automotivarse y la huída del problema también lo agravan. No son capaces de imaginar cómo estarán en otro momento y prefieren pensar que en el futuro todo será más sencillo.

¿Qué podemos hacer? Está claro que lo mejor es la prevención, la educación en el esfuerzo y la adquisición de hábitos, pero hoy necesitamos resolver el problema cuando ya existe. Buscamos soluciones.

La palabra “fuerza de voluntad” suena a educación tradicional y nos aburre escucharla. Le podemos llamar “ inteligencia ejecutiva” que suena mucho mejor aunque significa lo mismo: ser capaz de llevar adelante los planes que nos hemos propuesto. (como diría J.A.Marina: “La inteligencia generadora planifica y la ejecutiva lo hace realidad.” «La voluntad no es innata. El proceso correcto para automotivarse se basa en inhibir el impulso, deliberar, decidir y mantener el esfuerzo»

¿y qué hacemos ?

 7 PASOS

  1. Analiza el futuro cercano, posibilidades, deseos y establece objetivos a medio plazo que aclaren el presente. Según lo que quieras y/o puedas hacer el próximo curso, se establecerán los objetivos a corto plazo necesarios. Si el objetivo que tenías no tiene ningún interés para ti, hay que replantearlo.
  2. Piensa en los motivos que te llevan a hacer la tarea, pero a largo plazo. Tanto en lo positivo de hacerlo como en lo negativo de no hacerlo. Si consigues traer al presente los beneficios/peligros del futuro habrás dado un gran paso para vencer la procastrinación. Es mejor trabajar con la ilusión de lograr algo pero el miedo de perder algo valioso también funciona como un potente motivador si eres consciente del riesgo que estás corriendo.
  3. Ordenarse el “día a día”. Establecer un horario de estudio concreto y lo más fijo posible. Así evitarás tener que decidir a qué hora te sientas, no des oportunidad a la improvisación. Si te comprometes a cumplir tus tareas en un momento concreto, no aceptes ningún cambio. Es importante ser inflexible en esto. Si atrasas el cumplimiento perderás la confianza en que en el futuro hagas las cosas cuando te corresponde. PON ESE HORARIO POR ESCRITO, EN LUGARES QUE SE VEAN.
  4. La Planificación concreta de cada día es fundamental. Dedica un tiempo a planificar tus tareas, estableciendo prioridades y comprometiéndote con tareas concretas. Ponlo por escrito en una agenda y recuérdalo con pos-it. Revisa que has cumplido cada tarea y si no haces algo, remárcalo y apúntalo en otro momento.
  5. Une el hacer la tarea desagradable a una recompensa.La motivación a largo-medio plazo es necesaria pero también necesitas motivos a corto que te animen el día a día.
  6. Elimina las distracciones cuando llegue el momento de realizar la tarea.Cierra las páginas de redes sociales, cierra el correo electrónico, deja el teléfono en algún lado que no te moleste, quita la televisión. Se trata de eliminar todas las tentaciones. Si te cuesta tomar la iniciativa puedes utilizar el complemento de google chromeStayfocusd, o el de firefox Leechblock.
  7. Da el primer paso.No le des tantas vueltas a tu pereza o la dificultad de la tarea, actúa, haz lo que te has propuesto sin permitirte volver a tus antiguos hábitos. Somos “animales de costumbres”, actuamos por inercia, por costumbre y nos cuesta mucho cambiarlas, por eso, lo más difícil es al principio y es cuando más fuerza necesitas, como al avión le cuesta mucho despegar pero una vez en altura, todo es más fácil. No te permitas estar sentado sin hacer nada, si ves que no arrancas, levántate, da una vuelta a la habitación, lo que sea y comienza! Valora tus logros, piensa cada día en lo que has avanzado y siéntete satisfecho con ello.

 

Un maestro quiso enseñar una lección especial a sus alumnos, y les ofreció la opción de escoger entre tres exámenes: uno de cincuenta preguntas, uno de cuarenta y uno de treinta. A los que escogieron treinta y contestaron Correctamente les puso una “C”.
A los que escogieron el de cuarenta les puso una “B”, aun cuando más de la mitad de las respuestas eran incorrectas. Y a los que escogieron el de cincuenta les puso un sobresaliente “S”, a pesar de haberse equivocado en casi todas.

Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó:
“Queridos alumnos: yo no estaba examinando sus conocimientos, sino su voluntad de apuntar a lo más alto”.

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